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El vendedor de estropajos
El único testigo de un intento de asesinato es un vagabundo. Como es de esperar, no es proclive a colaborar con el comisario Adamsberg. Se llama Pi por culpa de una taza de café y es bueno calculando las longitudes de las circunferencias a ojo. El caso se resolverá gracias a que, como él mismo Pi explica, "Los números son lo mío, desde niño".
Basado en el cuento Cinq fancs pièce, de la escritora Fred Vargas, Edmond Baudoin construye un relato perfecto en su sencillez y hermosamente poético.
Magnífico.
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