Pues lo que es según la naturaleza está ordenado y
definido, ya que la naturaleza es orden u obra del orden,
pero el
desorden, como la arena de Píndaro, ‘escapa por
completo al número’, y lo que es contra la naturaleza es sencillamente indefinido e ilimitado. Pues las cosas permiten decir la verdad con sencillez y mentir de mil maneras; los ritmos y las armonías están sujetos a proporción,
pero lo que los hombres desentonan con la lira, el canto y la danza no podría uno abarcarlo.