Durante un tiempo frecuenté un museo imaginario que mostraba cosas como algo voluminoso que se arrastra, un disfraz de pierrot, una catedral de agua, una infinidad, una bandada de murciélagos, una colección de mapas de la ciudad entera,
el término general de los decimales del número pi
o el elixir del aprendizaje de transmisión sexual.
De aquellas visitas surgieron los relatos
de este volumen.