El Lógico (al Anciano Caballero): ¡He aquí, pues, un silogismo ejemplar! El gato tiene cuatro patas. Isidoro y Fricot tienen cada uno cuatro patas. Ergo Isidoro y Fricot son gatos.
El Caballero (al Lógico): Mi perro también tiene cuatro patas.
El Lógico: Entonces, es un gato.
El Anciano Caballero (al Lógico después de haber reflexionado largamente): Así, pues, lógicamente, mi perro sería un gato.
El Lógico: Lógicamente sí. Pero lo contrario también es verdad.
El Anciano Caballero: Es hermosa la lógica.
El Lógico: A condición de no abusar de ella.
[...]
El Lógico: Otro silogismo: todos los gatos son mortales. Sócrates es mortal. Ergo, Sócrates es un gato.
El Caballero Anciano: Y tiene cuatro patas. Es verdad. Yo tengo un gato que se llama Sócrates.
El Lógico: ¿Lo ve?
El Caballero Anciano: ¿Sócrates, entonces, era un gato?
El Lógico: La lógica acaba de revelárnoslo.