"En cuanto a los víveres, sería insensato creer que los habitantes de la Tierra no encontrarían con qué nutrirse allí arriba [en la Luna]. Michel Ardan no tenía ninguna duda a este respecto."
Lo tremendo no es pensar que en la Luna haya vida. Lo tremendo es pensar que nos la pudiésemos comer. En descargo del genial Verne diremos que en su época nada sabían del ADN.