Se me ocurre ese chiste viejo, el del vaquero que va cabalgando por el llano cuando oye una voz del cielo que le manda que vaya a Abilene, luego en Abilene la voz le dice que entre en el salón, luego que apueste todo su dinero a la ruleta, al número cinco: seducido por la voz celestial, el vaquero obedece; sale el dieciocho y la voz susurra: Qué pena, hemos perdido.
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